domingo, 8 de febrero de 2015

Abrazar a la ciudad


Quiero abrazar a esta ciudad en la que caben tantas luces y tantas cosas. Donde me ha pasado el pasado y me sigue pasando. Si se pudiera tocar el espacio y en él sentir lo que estuvo en su aire. Si se pudiera visitar un segundo lo que hubo en el reflejo amarillo de las calles cuando no nos dábamos cuenta de que todo cambia y el tiempo pasa. No me diría nada que no supiera entonces y que no sepa ahora, pero quisera saberme dueña del ritmo revolucionado de las ocurrencias de las que ya no me acuerdo. Se cumplen los deseos y se abandonan las ganas de tantas cosas. Sorprenden cuando se las topa uno en las esquinas que ya no son iguales pero son las mismas, igual que nosotros. Si se pudiera abrazar a la ciudad se podría tocar todas las cosas que contuvo, podría uno sentirse a salvo de las atrocidades que comete la memoria. Se me han olvidado tantas cosas, siento su fantasma en los dientes cuando algo me da mucha risa, una risa fácil y antigua que me da mucho últimamente. La ciudad cambia, cambia el aire, cambiamos por dentro. Si pudiéramos abrazar a la ciudad, estaríamos a salvo de seguir adelante olvidando toda clase de cosas. Sabríamos que va a pasarnos lo insospechado, a veces en el tiempo exacto, a veces tarde. Si pudiera tocar el aire sucio que atrapan los baches, tocar el cielo negro y claro que tocan los edificios, me enteraría de que todo pasa siempre cuando debe, ahora y en unos días. Sabemos todo y no se nos olvida cuando pensamos que todo cabe aquí, sobre todo lo que vendrá apenas. Quiero abrazar a esta ciudad de tránsito y estética precaria, donde anduve de niña chica y de niña grande, donde ando ahora y a veces cuando extraño. Quiero abrazar también a la otra, a la de las palmeras en donde está mi casa con sus pies plantados y sus ojos brillantes; y a la de los teatros y las luces donde tuve un cuarto inmenso y diminuto; y a todas las cosas que le caben al tiempo y a los puentes y a la calles. Si se pudiera abrazar a una ciudad, estaría todo bien. ¿Qué otra cosa imposible nos daría por querer?