jueves, 7 de octubre de 2010

Todo el mundo escribe un libro



A estas alturas todo el mundo escribe un libro.

No se puede caminar por una librería sin adquirir esa certeza. Uno se encuentra con que David Archuleta escribió su biografía. Tiene 18 años, David Archuleta, creo quedó en segundo lugar en alguna temporada olvidable de American Idol. 18 años y suficiente material para escribir una autobiografía de 400 páginas. Todo el mundo escribe un libro. El best seller del año es la secuela de la serie Candy; que según me he enterado (en un regaño vigoroso de un gordito con el que voy al colegio) es el recuento aventurero de una tal Lauren algo que salía en una serie que TODO EL MUNDO tuvo tiempo de ver (no se cómo hizo todo el mundo cuando está tan ocupado escribiendo un libro). ¿The hills, puede llamarse la serie de la famosa Lauren? ¿The Valley? Algo así californiano e indispensable.

Total que todo mundo escribe un libro y qué mejor. Como hay tantos, se confunden, se dan por dados. Se notan los de Candy y Archuleta; igual que se pierden miles de otros que deben ser dignos de verse.

Tengo la peligrosa sospecha de que este libro que estoy leyendo podría cambiarme la vida.

Es las dos cosas: notorio (aprobado por Oprah, su autor en la portada de Time) y digno de todo el amor, desmesurado o cabal, que la ficción provoca.

Es una de esas obras - se les llama obras porque no hay una manera menos pretenciosa- que incitan al cambio radical. Es una novela, o sea puras invenciones, palabras que atragantan y lastiman y purifican.

Pero es una de esas invenciones de apariencia inofensiva que tras ser absorbidas exigen una consecuencia drástica. Dependiendo de quién seas y tu situación vital exigirá un divorcio, un suicidio, un poco de sexo arrepentido; o quizás un viaje al altar, un baile suelto por una calle sucia, un festival de piel desnuda y satisfecha.

Freedom, se llama. Lo escribió Jonathan Franzen. No puedo decir nada nuevo sobre él. Está reseñado en miles de publicaciones americanas y no. Todo mundo habla en esas reseñas de su estilo práctico, simple, correcto. De su honestidad, de la claridad de sus retratos, de la precisión con que observa y reseña el mundo.

Lo que sea. Es uno de esos libros.

¿Cómo dice la historia? Uno debe plantar un árbol, escribir un libro ¿tener un hijo, es la tercera? Pero si uno hace una de esas cosas muy muy bien quizá pueda saltarse las otras. La mamá de Mozart puede obviarse lo del libro, quien haya plantado a Grandma Willow puede morir tranquilo sin descendencia. Y así.

Jonathan Franzen que no plante un árbol.

Y todo mundo a escribir un libro. A cambiarle la vida a alguien. Que no hace falta ya ni perder la vergüenza.

jueves, 22 de julio de 2010

Y tú ¿Quién eres?

Hace unas semanas en una entrevista de trabajo me preguntaron quién era. Así, como slogan de revista noventera, con la facilidad y la inconsciencia de quien no conoce la neurosis. ¿Quién eres? Qué pegunta nimia y horrenda. Mi respuesta fue un decidido "no tengo la menor idea". Y había en esa respuesta, absolutamente irresponsable considerando el contexto, una declaración de quién es una parte de mí.

Por que tengo suerte y vivo rodeada de gente inteligente que se hace estas preguntas y que a veces vive de responderlas, escucho toda el tiempo teorías y declaraciones, unas más oficiales que otras, sobre quién es cada quien. Vienen a perorar a mi colegio toda clase de escritores y cineastas de éxito; voy a coloquios con mis célebres familiares y escucho a una bola de seres útiles hablar de lo que un escritor debe ser, lo que un artista debe ser, y debe ser, según cada quién va decidiendo y declarando con absoluta (si a veces impuesta) seguridad, puras contradicciones. Un artista debe ser desordenado, desorbitado, consistente, memorioso, útil, simpático. Trabajador o inspirado, misántropo y sufridor, alegre y dispuesto a comerse la vida. Terribles, locos, ordinarios, inconscientes. Los pongo todos juntos y concluyo (brillantemente) que hablan de lo que cualquier persona puede ser para ser cualquier cosa: guionista, paparazzo, ingeniero o albañil. Es claro (supongo que incluso para ellos) que cuando los notables declaran sobre estos asuntos no revelan lo que opinan de su oficio y quienes se dedican a él sino de su propia personalidad, la que tienen o la quisieran adoptar. Por que gran parte de la respuesta al insoportable - ¿Quién eres?- está en nuestra aspiraciones mucho más que en nuestra realidad.

Cada quien es la historia que se cuenta. Ayer en la farmacia un cajero vio mi bolsa y supo decirme en qué tienda la había comprado y que era de hace dos años. "Soy diseñador" - me dijo con una certeza que invalidaba por completo su delantal del CVS y la sentencia que colgaba de su pecho: Hello my name is... I'm here to make you one very satisfied costumer today. Hola, mi nombre es el futuro Christian Dior. Voy a la escuela con un texano menso que porque es escritor y le parece lo correcto, vive diciendo que está loco y que no piensa como los demás. El hombre es el más ordinario ser humano del planeta, no hay nadie más centrado y menos lunático en la superficie del globo. Sin embargo de tanto decirlo quienes no lo conocen han empezado a repetir que el tipo está loco; y si sigue así eventualmente convencerá a sus amigos casuales del hecho, luego a sus seres queridos, por fin a sí mismo. Y será entonces un loco.

Dicen todo el tiempo: sé quien eres. El texano cuando esté loco ¿será quien era o se habrá fingido tan bien por tanto tiempo que su falsedad lo habrá hecho sincero? Te dicen que seas tú mismo, que no finjas para quedar bien, pero ¿que tal que lo que eres es un falso? ¿O un individuo cableado desde el nacimiento para doblarte hacia el lado que convenga para quedar bien con los otros? Y quedando bien eres más tú que en el rincón más obscuro y solitario de tu cama. ¿Cuál es la actitud correcta? ¿Cuál de los dos eres? Alguna vez alguien digno de impresionar ha hecho una broma con una referencia que desconozco. Y yo me he reído como si en efecto tuviera un entendimiento de su obscuro término tan cerca y tan claro que me vino casi en la leche materna. ¿Ser yo misma hubiera sido decir: "perdóname no sé qué es eso"? No. Yo misma es un ser orgulloso que prefiere sonreír y mover la cabeza con coquetería antes que aceptar que no sabe de algo.

Espero que yo misma sea también otras cosas: valiente, generosa, trabajadora, divertida; interesante, misteriosa, buena, genuinamente lista. Todas las cosas que se debe querer ser. Todas las cosas que se desean en un amigo admirable. Ese deseo será acaso la única parte cierta de mi personalidad. Ese deseo y sus múltiples dudas. Un yo mismo fluído y adaptable al humor que convenga. No porque vive miedoso del juicio de los otros, sino porque vive miedoso del propio.

¿Qué será bueno querer ser? Será bueno encaminarse a ser ¿quién? ¿Un diseñador o un loco? ¿Qué historia será bueno contarse? Me lo pregunto porque asumo que los veinticinco años tienen todavía pase amarillo a este tipo de reflexiones inconsecuentes. Todas las edades han de tenerlo, porque no va quedando más remedio que adaptar la historia de quién somos un poco al vuelo.

Qué reflexión más molesta y cambiante. Es el lugar más común preguntarte quién eres. Aunque sea inevitable me provoca gran desdén. Desdén que sin duda, porque así es la ironía, ilustra una parte de quien soy.

Y así sucesivamente, todos vamos siendo alguien.

miércoles, 23 de junio de 2010

Esta es la alineación. Muy.


Voy a interrumpir mi terrible abandono de este espacio con un post de futbol of all things. Mis disculpas para quienes me conocen bien y se dan cuenta de lo esquizofrénico que es mi interés por el deporte (no me interesa nunca nada, pero durante el mundial paro toda actividad para ver partidos entre Singapur y Timbuktú y algunos resultados llegan a hacerme llorar).

Ni modo, en estas fechas y de manera arbitraria me va la vida en el campo y tras la derrota, triste más que indigna, de la selección nacional ayer, la bola de metiches de los que estoy rodeada (bola que incluye un gran sabio futbolero y vario individuo tomado por la fiebre del verano sudafricano que nos hace creer que sabemos) hemos decidido plantear la solución.

Así que Vasco Aguirre y quien quiera oír: ¡Esta es la alineación!


Ustedes perdonen el rudimentario esquema pero hay mucha urgencia de empezar a gritar nuestra (consideramos nosotros) utilísima y vital opinión.

Ochoa en el arco es una decisión de principio que consiste en apostarle a la juventud. Aunque sea para perder, hay que caer con riesgo y juventud.

Luego cinco, tres, dos.

Cinco en la defensa, con Márquez como la voz de la sabiduría; Moreno y Maza como seguros de vida; y Juárez y Salcido con opción a subir por las bandas. Luego Torrado, Barrera y Cuauhtemoc. Los primeros dos para contener y el adorable monumento Cuau para que no corra y piense, que es lo que hace bien. Adelante el Chícharo y Gio que dan velocidad y mareo y buena onda en el frente.

¡Y listo! La juventud y Cuau. Arreglado el mundo. Argentina caerá. ¡A la victoria!

sábado, 17 de abril de 2010

Carol quiere con Dani

Me he enterado de que Carol quiere con Dani. Y la pobre se ha enterado de que Dani quiere conmigo.

Vamos todos juntos en esta escuela donde las clases son de maestría pero las interacciones de secundaria. Somos cien pelados viéndonos las caras todo el día, el resultado menos grave es el corredero de chismes en el que vivimos. Corredero por el que pasamos Dani y yo hace poco, sin importarle a nadie, más que a la pobre de Carol.

Carol tiene un pelito rectangular y pesado, perfecto; es chiquita y linda como las niñas que iban a la escuela con Sailor Moon. Es una productora de aspecto eficaz y simpático con la que nunca he cruzado una palabra. Con Dani ha cruzado varias. Aparentemente suficientes para llamarse a engaño cuando la pobre enteróse, hace dos o tres días, de que Dani no sólo no quiere con ella, sino que anda conmigo.

Además de lo que puedo inventarme viéndola, sé de Carol cuatro cosas que me cuentan: no sale mucho, trabaja con una disciplina callada y útil, pasó Navidad sola en su casa y se le considera en general un encanto. Eso y que quiere con Dani. Que quiere a Dani. Mucho.

¿No es de lo más triste que han oído? No la conozco de nada y me las he ingeniado para romperle el corazón.

La pienso lloriqueando por los rincones con mi cara en la cabeza, moqueando su almohada porque mi novio no la quiere. Mi novio que siempre tiene las manos tibias; y que compra palomitas cuando vamos al cine saliendo de cenar; y que encoge los hombros como infante cuando algo le da risa; y que la semana pasada que se quedó solo en mi casa, tendió mi cama como de hotel, colgó mi vestido en una silla y enrrolló el cable de mis audífonos sobre sí mismos.

La pobre llora de por sí, imagínense si supiera de lo que se pierde.

Es injusto, el cariño. Tiene reglas muy siniestras. La cantidad de veces que yo he sido Carol... quisiera como hacerle un tecito y pedirle perdón.

Uno anda contento haciendo a otro infeliz ¿Qué se hace -en la vida- con tanto deseo dispar?

viernes, 22 de enero de 2010

Sabines en español

Me ha entrado una nostalgia idiota por el idioma español. Digo idiota porque el idioma no se ha ido a ningún lado y no hay nada que extrañarle. Lo uso todo el tiempo, en LA si no fuera a la escuela no hablaría inglés nunca, e incluso en la escuela la banda se ha descarado y lo habla frente a los gringos como si fuera su deber entendernos.

Como sea me la paso encontrando momentos en los que el idioma sería la perfección y no viene al caso. Ayer un gringo dijo una estupidez y yo dije entre risas - "What a moron" - y pensé, tirándome al drama loco, lo bonito que hubiera sido llamarlo "mentecato". En Navidad me contaron que la mamá de una amiga vio su tanga asomarse por encima de sus jeans y dijo - "¡Hija, eso ya no es ropa interior, eso es un elástico!" - semanas después sigo soltando carcajadas fuera de contexto y lamentando no poder poner eso en el guión gringo que no termino y no termino.

Total que estoy de pinche dramas, buscándome piedras en los zapatos. Y ayer que me enfermé y no estaba mi mamá, decidí ponerme pendejísima y regodearme en el extrañamiento: me acosté en mi camita cual paciente del psiquiátrico, le di play a Jaime Sabines y a llorar calladita se ha dicho.

Lo tengo leyendo sus poemas en una grabación que se hizo en Bellas Artes cuando cumplió setenta años. Su voz se quiebra en los momentos justos y el auditorio le aplaude como si fuera Tom Yorke. Leer a Sabines es bueno, pero escucharlo es demasiado para soportarse.

Jaimito... es políticamente incorrecto que a uno le guste Jaimito. Ni siquiera eso, es predecible y evidente y por lo tanto, para la banda académica cool we... despreciable. Me vale. Yo me rindo frente a su voz tersa, frente a sus frases limpias que se clavan en el centro del cuerpo como si ahí hubieran estado siempre y sólo encontraran su lugar. Se quedan sonando todo el tiempo, se recuerdan en desorden.

"Uno es el agua de la sed que tiene." / "Si yo tuviera un perro podría acariciarlo, si yo tuviera un hijo le enseñaría mi retrato o le diría un cuento que no dijera nada, pero que fuera largo" / "Uno es el hombre que en el duro saberlo de este mundo halla el milagro en actitud primera" / "Qué nostalgia de ti cuando no estás ausente."/ "Cantar es derramarse en gotas de aire, en hilos de aire, temblar" / "Este cielo de México es obscuro, lleno de gatos, con estrellas miedosas y con el aire apretado." / "Cuando estés madura, te vas a desprender de ti misma; y lo que seas de fruta se alegrará y lo que seas de rama quedará temblando" / "Algo he de andar buscando en ti. Algo mio que tú eres y que no has de darme nunca" / "¡Qué claridad tu rostro! ¡Qué ternura de luz ensimismada!" / "¿Ya ves? ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mio?" / "Nos morimos amor y nada hacemos ya sino morirnos. Y ecribirnos. Y hablarnos. Y morirnos." / "Se ríen de las gentes que lo saben todo, de las que aman a perpetuidad verídicamente, de las que creen en el amor como en un lámpara de inagotable aceite" / "¿Por qué rendija se cuela el aire de la muerte? ¿Qué hongo de las paredes, qué sustancia ascendente del corazón de la tierra es la muerte?" / "Nadie ha de resignarse, dicen que nadie ha de resignarse, los amorosos de avenguenzan de toda conformación"/ "¡Levántame! de entre tus pies levántame, recógeme del suelo, de la sombra que pisas, del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños ¡Levántame! porque he caído de tus manos y quiero vivir, vivir, vivir."

Ustedes perdonen los muchos errores y el caos, pero así se acuerda uno de las cosas buenas.

Jaime, Jaime. Qué bonitas las palabras. Me voy a escibir en inglés.



viernes, 8 de enero de 2010

Travel

She had been sitting inside a grounded plane for three hours. There was fog over LAX so they had been forced to land in Ontario. Ontario, California is an actual place, she quickly learned but had a hard time believing.

They were waiting for the fog to lift so they could take them back to Los Angeles because there was no immigration personnel on site in Ontario and so an international flight should never actually land there, let alone let people off.

This apparently black and white argument flew for about an hour and a half, at which point everyone holding a blue American passport began to shout civil rights at the flight attendants and was eventually let off the damn thing.

So she was left with a couple of other Mexicans, about twenty five Irish frat boys who had been winter breaking it in Puerto Vallarta and a Japanese family who looked ready to burst into tears from confusion alone. She tried to read but they shut down the lights to make everything seem less horrible. The Irish boys attempted a whispered version of 101 bottles of beer on the wall (apparently they thought it was sacrilege to begin the count below 100), but they had barely reached 98 when they were viciously persuaded to stop.

It felt like a decade later that she was in LA showing her visa to the sweetest immigration officer she would ever encounter.

-Where are you going? – she asked her.

-Home. I go to school here.

-And how long where you in Mexico?

-Two weeks. I went home for the holidays.

The officer stared at her. Yeah, she had said it and it sounded just as weird to her, so she really hoped she wouldn’t be asked to expand on it.

Her DS form had the wrong date on it because she had diligently filled it out the second she boarded in Mexico city and now her travelling time had amassed so many hours that it had reached the next day. She looked at it and began to resign herself to the fact that she was gonna have to go fill a new effing form and go back to the end of the line. But the sweetest immigration officer she would ever encounter took one look at her disheveled face, corrected the date with a fantastically heavy marker and waved her by without scanning her fingerprints. So much for homeland security, god bless her.

An hour later her bag came and she was boarding a cab outside LAX. It seemed impossible to her to remember that she had begun that same day having breakfast in her house with her parents and brother; a little later, lunch with her sister’s blissfully curly hair.

It had become too late to do anything: unpack, write, think. Ralph's would be closed by now. She had been craving something sweet since forever, something like watermelon or someone else’s mouth. But now it was too late and she was going to go to bed with nothing but stale airplane air hovering around her tongue.

She was heading downtown, driven by an African cab driver who had the whitest teeth in La La land (which really is something to have). He spoke two or three undecipherable sentences into his cell phone and then turned to her.

-How are you doing tonight?

-Great – she answered. Because she really was too exhausted to tell the truth.

-Where are you from?

-Mexico.

He took a while to process this incredibly common fact, then went right on.

-Where in Mexico?

-Mexico city.

-Uh-huh, big city – he said. And he used that tone people use to comment on things they will never have the urge to experience.

- Biggest city in the world – she answered.

The words hung in the air for a long while. And for some reason (she couldn't find one) they made her cry.