sábado, 30 de agosto de 2008

Extraño a un extraño

Dicen que no puedes soñar con un desconocido. En los sueños, las caras que no reconoces, son gente que has visto sin poner atención. Los desconocidos caminan frente a ti, sobre ti, todo el tiempo. Si a veces te detienes a verlos, no puedes más que inventarles una historia. Sólo porque puedes. Porque están frente a ti y da ansias no saberlos. Los desconocidos adornan y son padres. Extrañar a un desconocido es imposible. Un desconocido es diferente a un extraño.  

Un extraño es un desconocido que te presentaron. Un desconocido que has visto varias veces. Un desconocido que dejó de serlo porque te llevó al cine algún miércoles; porque te dio la mano en una borrachera; porque le ganaste un duelo de guitar hero; porque cuando lo viste deliberadamente, te recordó algún cariño viejo. A un extraño decides dejarlo entrar. A tus sueños y a tus imaginarías. No sabes quién es, pero a veces lo piensas. Piensas en cómo sería si dejara de serlo. Te da curiosidad duradera. A veces un extraño promete volverse indispensable. Y lo imaginas completo. Y sin tener idea, te concentras en él.

Te concentras en el extraño que sin parecerse a lo que andas buscando te da, en dos palabras, exactamente lo que quieres. Alguien que siendo completamente distinto a ti, venera las mismas cosas. Que presume de haber descubierto el agua tibia y en el fondo sospecha que jamás descubrirá nada. Que sufre y pretende de más. Provinciano y cínico. Brillante e inerme. Te ha visto dos veces pero las dos tuvieron un instante de rendición tan absoluta, que la imaginación te lo vuelve adictivo. Y haces cosas que no harías y no entiendes. Y te desgarras en la tarea inútil de descifrar lo que no has visto. Sin herramientas y sin ventajas, estás de pronto puesto a observar cualquiera de sus atisbos.

Llegas de una fiesta a las seis de la mañana. Y tus amigos son simpáticos. Tus amigas mueven la cadera con exactitud. El trabajo que te espera el lunes es divertido. El hombre que te persigue se ve precioso en tu almohada y se vería igual tomando té con tu mamá. Te detienes en la puerta a contemplar qué podría mejorarlo todo. Te odias por intuir que hay algo que mejorar. Pero es el extraño. Te cae de pronto. Como un plomo.  Como la respuesta precisa: es su posibilidad. La  posibilidad de este extraño, mejoraría lo inmejorable.

El extraño lo es, casi por completo. No te besó suficiente. No mediste  el efecto de sus manos en ti. No te ha acompañado ninguna pena y ninguna alegría. Te ha dado pocos motivos. Ninguno muy bueno. Y de cualquier modo te lo preguntas. Te preguntas si te habrá dejado entrar. Si te habrá inventado la mitad de las historias que te mereces. Si conocerlo te decepcionará tanto como te imaginas. Te preguntas porqué te preguntas por ese extraño, habiendo tantos otros. Tantos que han sido mejores en la expectativa y en la práctica. Te preguntas por su infancia, por sus intenciones y por las partes de su cuerpo que no verás. Te preguntas por  sus hábitos, por sus miedos,  por el color de su cama. 

 

Te preguntas al infinito, las preguntas más atroces y de golpe, sin saber, estás extrañando a un extraño.  

miércoles, 20 de agosto de 2008

Tengo gripa

Todo es molesto de la gripa. Desde el nombre. Mi abuela cubana siempre la llamó gripe y cuando yo la nombraba con A,  me miraba con la desconfianza que siempre inspira el español de un chilango. Mi abuela que era del altiplano le decía catarro, cosa que siempre me pareció un augurio perfecto del desastre que significaba: algo pasa entre la T y la RR que suena a un estornudo moquiento y despreciable. 

No se puede hacer nada cuando se tiene gripa. Y ahora me ha resultado que no se puede hacer nada para evitarla. Hace dos días la sentí venir y me atasqué todo los redoxones, isodines y tempras que me cupieron en la boca. Guardé cama, tomé muchos líquidos y hasta acudí a los infalibles trociscos de terramicina (unas pastillitas verdes, recomendación de mi chofer, en las que recaigo en situaciones extremas a pesar de que el médico familiar les detectó algo de letal). Nada. No logré nada. Al día siguiente de haber ingerido tantísimos chochos que hasta temí el destino de Heath Ledger, de todos modos tenía las anginas cerca de las muelas; mi nariz sonaba como silbato de globero; y mi cabeza entera estaba llena de algodón.  

La peor parte de esta enfermedad es su mugre intrínseca. Sientes fluidos innombrables correrte por la garganta; por más esfuerzos que hagas, siempre estás rodeado de kleenexitos hechos bola; estás abrigado con toda clase de chales, cobijas y pantuflas, mientras sudas frío como un gordo en  Campeche; absolutamente toda tu biología conspira en tu contra. El movimiento, la comida, el sexo,  la respiración: todo lo bueno que tiene que ver tu cuerpo se vuelve asqueroso.

Cuando iba en la prepa tenía una amiga que decía puras genialidadas y todas las validaba diciendo - "en algún lugar leí que..." -  Y bolas, te soltaba una verdad inapelable. Así que les digo: En algún lugar leí que la sensación que provocan los  síntomas de la gripa son lo más parecido a la sensación de agonía. No sé de dónde habrán sacado semejante conclusión, porque dudo que alguien en su lecho de muerte haya dicho - "siento como gripita" - Pero en algún lugar lo leí jóvenes - así que aquí echada, deshidratada y harta, exijo trato de últimos alientos.  

jueves, 14 de agosto de 2008

Lumi compone

Estamos hartos del  "Hola", seguido del "¿cómo estás?", seguido del "bien ¿y tú?" que incian todas las llamadas que cruzan por nuestro aparatito telefónico.  Cuando mi amiga Lumi contesta el teléfono generalmente te recibe con una composición original,  que sale de su ronco pecho sin planeación estratégica alguna. 

La del día de hoy dijo así: 

Hola amigo, tienes bonito tu ombligo
eres lo mas gordo, espero que nunca te quedes sordo
porque no podrás oír como compongo.

Ritmo y métrica envidiables, es evidente.

Su vocación de Juan Gabriel le viene de hace muchos años, pero estoy segura de que fue consolidada un día de verano en las calles de Florencia.

Llevábamos una semana de más en esa ciudad que está teóricamente bendita, pero que en el calor infame del julio turístico,  era prácticamente el infierno que inspiró al Dante. Lumi y yo caminábamos a ningún lado, tratando de huir de nuestro propio sudor de puercos, cuando ella inició una composición. Ya no la recuerdo pero, estoy segura, era igual de inspirada que aquella del ombligo que quedó plasmada ya. Soltó tres o cuatro estrofas, no creo que el calor me haya permitido reírme y se quedó callada un segundo. Después miró al cielo como quien invoca a un genio y dijo sencillamente: 

 - "Ay... ¡Qué bonito compongo!"

Y sí. 

miércoles, 6 de agosto de 2008

Abu


De siempre fue tan preciosa que vivió tratando de ser otras cosas. Inteligente ya era, así que se volvió buena, clara y valiente. A fuerza de no ser perfecta se volvió absoluta. 

Sin darse cuenta se fue volviendo representante de mundos a los que ni siquiera pertecía: El más claro es el ruido que sus nietos hemos ido dejando por su espacio y por los nuestros. Nos hizo posibles y fue casa de todos. 

Me pesan quienes me serán cercanos sin haberla conocido. No sólo por la parte de mí que ya no habrán visto, sino porque se habrán perdido de un espectáculo silencioso y preciso.

Cuando mi abu abría los ojos,  abría el mundo.