jueves, 2 de junio de 2011

Consejo del Señor Williams

Vinieron John Williams y Steven Spielberg a mi colegio. Se sentaron frente a mí y hablaron de muchas más cosas inteligentes de las que seré capaz de acordarme. Son hombres grandes en edad y en oficio. Saben de qué hablan y saben también cómo hablarlo para embobar a una audiencia de aspirantes a ser ellos como los más hábiles encantadores de serpientes.

Spielberg tiene las manos enormes y el cuerpo chiquito. Como un muppet fantástico. Y dado que se esconde detrás de su gorra y sus lentes no se le ve el pelo blanco, ni las arrugas de los setenta años; se ve prácticamente idéntico al flaquito director que sale en esa foto emblemática acostado entre las fauces de un tiburón mecánico. Tiburón que, volvió a recordarnos, fue la experiencia cinematográfica más espantosa que haya tenido cualquiera.

Williams, en cambio, es un viejo de calva honorable, alto, panzoncito. Y de físico sólo la calma de su estampa se parece a ese hombre que dirigía una orquesta medianita en el cuarto de edición de Star Wars hace cuarenta años

Dijeron muchas cosas útiles sobre cómo hacer cine y porqué hacer cine y de cómo lo han hecho juntos de manera tan armoniosa. Dijeron tambien algunas cosas simpáticas sobre la manera específica en que se han ido ganando el respeto ciego del otro. Me salta la anécdota de Spielberg diciendo que casi entra en un ataque de pánico cuando después de nueve meses de filmación/tortura en Tiburón, Williams se sentó en el piano y con mucha ceremonia tocó dos notas con dos dedos. "Y ya" - dijo. Esa es la música de la pelicula en cuyo set acabas de dejar media vida y todo el hígado. Dos notas. Todos nos doblamos de risa y Spielberg dijo que cuando se le quitó el espanto aprendió que Williams siempre, siempre tenía la razón. Luego se acomodo sus anteojitos como un niño de cinco años que todavía no se acostumbra a usarlos.

Hablaron de más cosas interesantes; dieron más detalles técnicos. Y finalmente (como pasa con todos los notables que vienen a platicarnos) alguien les pidió que nos dieran un consejo sobre cómo triunfar en la industria. Williams dijo que era la pregunta más difícil que le habían hecho y le cedió la palabra a Spielberg que dijo -conciso y simpático- que debíamos aprender las formas y el oficio, trabajar mucho y no rendirnos. Muy útiles y correctos consejos. Luego Williams volvió a tomar la palabra y dijo la gran maravilla: no traten de triunfar, porque frustra. Y la frustración es el enemigo número uno del éxito, y peor que eso, de la felicidad. Trabajen y hagan. Pero cada cosa que hagan, háganla con gusto. Nos dijo que fuéramos paso a paso, buscando el placer en el paso anterior y no en el siguiente. Todo mundo sueña con ser presidente o astronauta o Steven Spielberg. Pero no todo mundo puede ser lo que sueña. Enfócate a lo que te toca, sé feliz mientras te toca. Si te lleva a ser Spielberg ¡qué mejor! Si no, lo habrás pasado bien de cualquier modo.

Mis compañeros salieron diciendo que qué consejo de mediocres había dado el señor Williams. Yo salí creyéndolo más genio que nunca. Entendí de dónde le viene la calma que tiene desde mucho antes de haberse convertido en ÉL.

Me estoy graduando de la famosa escuela. Éste seminario fue mi última clase. Y muero de pánico porque el mundo me está empujando a la realidad, al desmpleo, en gerenal al horror. Mis coleguillas tienen grandes planes y grandes quehaceres y grandísimas aspiraciones. Supongo que yo también. Pero John Williamas me dio el gran consejo. Lo padre es el camino. Si no llega a ningún lado, ni modo. Suena simple, pero me hizo muy feliz. Y como bien dijo el buen hombre (también Arostóteles lo dijo, y cuantos otros, pero hoy me lo dijo John Williams y yo le creo como Gloria Trevi le cree a los hombres malos), el fin de hacer cualquier cosa, nimia o grandielocuente, es ser feliz.

Ese John Williams... No se conforma con haber compuesto la grandiosísima fanfarria con la que Indiana Jones vuela de un caballo a un camión y salva el arca; o con la que E.T. vuela sobre la luna; o con la que Superman vuela sobre Metrópolis; Luke Skywalker sobre las estrellas; Harry Potter sobre sus fans. Encima tiene que ser sabio. Y feliz. Quizá por eso ha mejorado tanto vuelo inmejorable.

8 comentarios:

RACHE dijo...

Woow

descafeinada dijo...

yo también ya aprendí que tú siempre tienes la razón. estás lo máximo.

La Pata dijo...

Que manera tan mas deliciosa de compartir ese moemnto, me senti privilegiada sentada en esa masterclass, gracias por compartir ese consejo de Mr. williams que me sacudió y me recordó mi único objetivo aquí...Felicidades!

Leti dijo...

Sin duda el consejo de Williams ha sido sabio. Y tú eres sabia por aceptarlo y saber que ese es el camino. Esa es la fórmula. Llegarás lejos porque sabes que no importa a dónde se va; lo que importa es ir.
Muchísimas felicidades por tu graduación y un abrazo bien grande.
Y después del festejo a trabajar. Lo demás caerá por su propio peso. ;)

A.V.A dijo...

Un artículo muy bello. Enhorabuena por captar la esencia misma del maestro...la sencillez y la sabiduría. Un saludo en nombre de John Williams Composer Blog:
www.johnwilliamscomposer.blogspot.com

El único blog exclusivo y en español sobre el gran compositor!!

Andrés Valverde
(JWC Blog)
Saludos!!

Lily dijo...

Al leer las palabras de John Williams, salidas de la experiencia de una mente sabia, me han hecho recordar el poema de Konstantino Kavafis...

Ítaca.

"Cuando salgas de viaje para Ítaca,
desea que el camino sea largo,
colmado de aventuras, de experiencias colmado.
A los lestrigones y a los cíclopes,
al irascible Posidón no temas,
pues nunca encuentros tales tendrás en tu camino,
si tu pensamiento se mantiene alto, si una exquisita
emoción te toca cuerpo y alma.
A los lestrigones y a los cíclopes,
al fiero Posidón no encontrarás,
a no ser que los lleves ya en tu alma,
a no ser que tu alma los ponga en pie ante ti.

Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que -¡y con qué alegre placer!-
entres en puertos que ves por vez primera.
Detente en los mercados fenicios
para adquirir sus bellas mercancías,
madreperlas y nácares, ébanos y ámbares,
y voluptuosos perfumes de todas las clases,
todos los voluptuosos perfumes que te sean posibles.
Y vete a muchas ciudades de Egipto
y aprende, aprende de los sabios.

Mantén siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Pero no tengas la menor prisa en tu viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que viejo al fin arribes a la isla,
rico por todas las ganancias de tu viaje,
sin esperar que Ítaca te va a ofrecer riquezas.

Ítaca te ha dado un viaje hermoso.
Sin ella no te habrías puesto en marcha.
Pero no tiene ya más que ofrecerte.

Aunque la encuentres pobre, Ítaca de ti no se ha burlado.
Convertido en tan sabio, y con tanta experiencia,
ya habrás comprendido el significado de las Ítacas."

Cati querida, tú sabrás encontrar tus "tempos" en ese camino que inicias estos días como "profesional".

Mucha suerte y muchos besos. No dejes nunca de pisar la Tierra.

Lily dijo...

CONGRATULATIONS !!!!!!

Bruxcat dijo...

Este consejo también resuena en una canción de Aerosmith "Life's a journey, not a destination"

Y la que más me agrada que no recuerdo de donde saqué:
"Todos nosotros escalamos diferentes rutas a través de la montaña de la vida, y todos hemos experimentado penas y luchas.
Hay muchos senderos en la montaña de la vida, y algunos momentos se pueden sentir como la punta de un cuchillo.
Algunas rutas son cortas y otras largas, ¿quién puede decir cuál ruta es correcta o errónea?
La belleza de la verdad es que cada ruta tiene su propia canción y si escuchas atentamente encontrarás a cuál correspondes"